Porque nunca es demasiado tarde para un buen café [Ashley]

por **Kaya Scodelario** Vie Ene 07, 2011 12:05 am

Miré el reloj mientras aceleraba el paso. Habíamos quedado a las once menos cuartos, y ya llegaba diez minutos tarde. No era nada puntual, pero estaba segura que aquella vez Ashley iba a matarme. Y así, llegué al Starbucks en menos de un minuto.
Suspiré profundamente, y entré lentamente. Alcé la cabeza y busqué con la mirada a Ashley. No, no podía ser. Era ella la que llegaba tarde, por primera vez. Dibujé en mi cara una media sonrisilla inconscientemente, y me adentré entre las mesas, casi todas vacías.

Me acerqué al mostrador, y esperé a que me atendiesen. Pedí mi Frapuccino de chocolate, y me senté en la primera mesa que encontré.
Tras dejar mi chaqueta en la silla, me dediqué a obersaver a todas quellas personas que estaban allí. Era divertido imaginarse su vida. Aunque no duré mucho tampoco haciendo eso, ya que el ruido de la puerta al abrise, y escuchar de pronto el ajetreo de la calle, llamó mi atención.

FDR: Olé que post más chorra -_-

por **Ashley Tisdale** Vie Ene 07, 2011 5:14 pm

Una de las mejores cosas de Los Ángeles es que la ciudad nunca dormía. Nunca. A pesar de ser casi las once de la noche de un día laboral, había bastante ambiente en la calle, quizás más del normal. Aunque vivía en una zona residencial bastante tranquila, Toluka Lake, algunos de mis "adorables" vecinos había montado una buena fiesta y no me dejaba conciliar el sueño. ¿Y qué hace una cuando no puede dormir? Pues normalmente no sé, pero yo siempre podía recurrir a mi querida Kaya.

Había quedado con ella hacía cinco minutos y aún no había llegado. No me pareció extraño, era una de sus costumbres, así que salí de nuestro Starbucks habitual para mirar el escaparate de la tienda de zapatos (que evidentemente estaba cerrada) que había en la acera de en frente. Si mi amiga tenía como costumbre llegar tarde, indudablemente la mía era comprar, y se me iban las horas cuando salía de compras. Entre tanta tontería me fijé un poco tarde en que ella ya había llegado. Lo pude advertir por el reflejo del escaparate, viendo su larga y espesa melena oscura ondear a ambos lados de su cabeza.

En seguida crucé la acera y me adentré en la cafetería, justo a tiempo para ver cómo el camarero le llevaba su habitual frapuccino. Me acerqué a ella, esquivando mesas y sillas, haciendo un gesto al camarero para que no se fuese sin anotarme un café mocca. Después, y con una deslumbrante sonrisa en el rostro, me senté en una de las sillas.

-Sigues en tu línea. Me encanta.-dije sinceramente, refiriéndome a su retraso. -Gracias por venir tan relativamente rápido.

Había que tener en cuenta que habíamos quedado vía Twitter y que era algo tarde, así que me limité a sonreír y a esperar novedades por su parte.

FDR:
Post bíblico y coñazo. I'm so sorry.

por **Kaya Scodelario** Vie Ene 07, 2011 6:27 pm

Llevé mis manos a la blackberry que había dejado momentos antes en la mesa, y pulsé una tecla, provocando que la pantalla se iluminase. Diez minutos. Tic-toc, tic-toc. Casi podía oir el sonido que hacían las agujas del reloj de la cafetería si me concentraba lo suficiente. Y lo hice. Durante un momento me dediqué a escuchar todo aquello que me rodeaba. El sonido de los pasos del camarero acercarse a mi mesa me sacó de mis pensamientos, y volví a abrir los ojos lentamente.

– Gracias.. –murmuré levemente, sin mirarle. Me levanté un momento a echarle chocolate en polvo a la nata por encima. Si me iba a tomar uno, que fuese uno bueno, ¿no? Mientras volvía a la mesa, empecé a tararear una cancioncilla, que llevaba rondando en mi cabeza varios días. Asquerosa canción. El camarero aún seguía allí, y le miré de una forma extraña. Entonces moví la cabeza. ¿Pero qué coño me pasaba aquella noche? Mis pensamientos no dejaban de ir de un lado para otro en mi cabeza. A veces me sorprendía la rapidez con la que podía pensar en una cosa, y en un segundo ya estaba pensando en otra totalmente diferente. Cogí la pajita entre mis dedos, y cuando fui a darle un sorbo, vi al camarero hacer extraños movimientos, en dirección a la puerta.
Alcé la cabeza clavando mis ojos en él, y seguidamente cambié totalmente la dirección de mi mirada, e intenté captar a qué o quien le hacía esos gestos. La reconocí nada más la vi de reojo. Su melena y su forma de andar la hacían inconfundible.

La observé mientras se sentaba, y alcé una ceja cuando escuché su comentario. Pero si había sido ella quien había llegado tarde.
–Pero ésta vez no he sido yo.... – entonces, caí en la cuenta.– ¿Ya habías llegado? Y déjame adivinarlo... estabas mirando los escaparates. – en realidad, no me hacía falta su respuesta. Si había llegado antes, pero no estaba aquí, sólo podría haber estado haciendo eso.
Dibujé media sonrisa en mi cara, y esta vez sí le di un sorbo a mi fría bebida. Me encogí de hombros, y volví a hablar. – Podría haber tardado mucho más en llegar, como otras veces.

FDR:
No, me gustan los post así *-*

por **Ashley Tisdale** Vie Ene 07, 2011 6:53 pm

Qué bien me conocía Kaya. Por un lado, eso estaba bien debido a distintas razones. Por ejemplo, cuando se acerca mi cumpleaños no tengo que andar diciéndole "me gustaría tener tal..." o "¡lo que daría por tener...!" como solía hacer años atrás. Sí, años, porque básicamente tenía todo lo que quería. Todo lo que se podía comprar, claro está. Volviendo al tema de mi relación con la señorita Scodelario, la parte mala es que conocía todos y cada uno de mis defectos, lo que me impedía engañarla. Tampoco es que me gustase engañar a la gente, no hay por qué malinterpretarme, pero nunca está de más mentir un poquito, sobretodo con los chicos.

Tras haber escuchado sus palabras, y su habitual tono sarcástico, eché un vistazo al resto del café. De momento, nadie había reparado en nosotras. Lo prefería así, de esa forma podríamos hablar con "total libertad" de lo que se nos antojara.

-Sabes que los zapatos me pierden -dije e hice una señal a la tienda que quedaba a mi espalda ahora. -Yo también me alegro de verte, querida -esta vez soné más sarcástica, al igual que ella. Pero todo desde el amor y el cariño, eh. -Bueno, venga, no te hagas de rogar. Cuéntame -puse los puños bajo mi barbilla, a la vez que llegaba mi café mocca, al que soplé un poquito antes de darle un trago y devolver las manos a su sitio.

por **Kaya Scodelario** Vie Ene 07, 2011 7:27 pm

Alcé mi vaso de nuevo, y volví a dar un largo trago. Durante un momento, el frío se me subió a la cabeza, y empecé a murmurar barbaridades en un tono demasiado bajo para que puediese escucharme. Después, la garganta se congeló momentáneamente, al igual que mi lengua, y tuve que esperar un momento para poder volver a hablar. Oh mierda, esto me pasa por gilipollas. ¿No podías tomarte el maldito Frapuccino más despacio?
Suspiré profundamente, y le dediqué una simpática sonrisa a Ashley, a la vez que la miraba mientras ella observaba a su alrededor.

–Exacto, demasiado bien conozco tu afición por los zapatos – rodé los ojos y proseguí– y me da miedo que un día no tengas más espacio, y tengas que comprarte una casa más grande. O tirar los muebles. O tirarte a tí misma, pero entonces no podrías aprovechar los zapatos. –una mueca apareció en mi cara, y seguidamente una carcajada salió de mi boca. Evidentemente había exagerado con lo de los zapatos. Pero sabía que si un día Ashley se aburría, o se iba de compras, era capaz de comprarse tres parez de zapatos -si no cuatro- (NO).

El olor de un café caliente recién hecho que pasaba por mi lado provocó que arrugase la nariz ligeramente. Ésto se supone que me tiene que pasar por las mañanas, no a éstas horas de las noches. Pasé la lengua por mis labios mientras escuchaba lo que me pedía.

–¿Qué quieres que te cuente? –me acerqué a ella, y llevé una mano a mi boca, para protegernos de oidos que no debían escuchar. – Me he tirado al marido de mi vecina.– mi rostro, que se había puesto serio durante un momento, no duró demasiado, ya que en seguida volví a sonreir. –En realidad aún no lo he hecho, pero estoy en ello. De momento, no ha pasado nada más. Al no ser que estés interesada en algo en concreto. – solo esperaba que no se avecinase un interrogatorio de los suyos. En ocasiones podía ser de lo más persuasiva, y conseguía sacarme cualquier cosa que le interesase saber. –¿Qué tal te va a tí, Ash? – ladeé la cabeza sin cortar el contacto visual, esperando curiosa lo que me iba a responder. A lo mejor (y seguramente sea así), su vida había sido más interesante que la mía.

por **Ashley Tisdale** Sáb Ene 08, 2011 12:44 pm

No pude evitar reírme. Kaya, a veces, podía llegar a hablar con bastante exageración, y aunque sabía que lo estaba haciendo en broma y que realmente ella no pensaba eso sobre mi relación con los zapatos, no podía evitar creérmelo de buenas a primeras. Claro que, luego, recordaba cómo era ella y su carácter, y se me pasaba todo.

Di un sorbo al café, esta vez más largo, mientras la escuchaba. ¿Tirarse al marido de su vecina? Propio de ella. De vez en cuando me cuestionaba cómo dos personas tan diferentes como lo éramos Kaya y yo podíamos ser amigas. Se podría decir que nos complementábamos, o simplemente podría recurrir al dicho de "los polos opuestos se atraen". Por suerte, o por desgracia, eso no era siempre así; nada más había que ver la tirria que les tenía a Meester y Lima, no las podía ver ni en pintura. No eran iguales que Kaya, por supuesto que no, pero en ciertos aspectos sí que se parecían.

Intentando no atragantarme con la bebida, me aclaré la garganta para responder a su pregunta, pero antes medité un poco. En los últimos días no había hecho nada interesante, apenas me había cruzado con Chace por la calle y poco más.

-Bueno, yo no tengo ninguna novedad. El otro día vi a Crawford por la calle y Maui le destrozó el bajo de los pantalones. -Dije con bastante indiferencia, echándole las culpas a mi chucho. -Pero, ciertas fuentes me han informado de que McFLY ha vuelto a la soleada California -acabé hablando como un paparazzi, solo para caldear el ambiente. Los británicos llevaban bastante tiempo sin venir a Estados Unidos, y conociendo la obsesión que Kaya tenía con Harry, seguro que le interesaba la información (siempre y cuando no se hubiese enterado ya). -Y estoy elaborando un plan para retenerlos aquí... ya me entiendes -alcé las cejas repetidas veces, dándole a entender que conocía sus intenciones y que, por supuesto, la apoyaba.

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